sábado, 7 de agosto de 2010

TalCualDigital.com :: La historia lo absolver�

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La historia lo absolverá

Guzmán se supera, y los supera a todos. Un Presidente que sabe cómo especular con los bonos de la deuda. Guzmán, experto se volvió. Especulador se volvió. Autoritario se volvió

Por: Juan Carlos Zapata

Guzmán se supera, y los supera a todos. Un Presidente que sabe cómo especular con los bonos de la deuda.

Pero es un héroe, también

XII Guzmán, héroe y especulador Como Páez envejecía, como Rojas murió temprano, como a Falcón le interesaba menos el poder y vivir en Caracas, Guzmán reina, reinará, directa o indirectamente, por más de dos décadas.

Dicen que Rojas, antes de morir, enseñó a Guzmán los secretos de las finanzas personales, públicas y corporativas.

Y Guzmán, experto se volvió. Especulador se volvió. Autoritario se volvió.

Banquero se volvió. Pero eso no importa. La historia lo absolverá. La historia chavista que promovió llevar sus restos al Panteón Nacional.

Escribe María Elena González Deluca en Los negocios de Guzmán Blanco, que éste "tuvo una inteligencia excepcional que le permitió dominar rápidamente los mecanismos del poder, tanto el político como el económico. Llegó a conocer al detalle y a entender, como probablemente ningún otro gobernante, la situación financiera del país; y eso, él lo sabía, era un valiosísimo instrumento de poder que no dejó de usar a favor del país, pero que fundamentalmente le sirvió para adquirir en poco tiempo una fortuna que, según sus propias palabras, era `poco común en América’".

Guzmán se supera por el grado de sofisticación y descaro que alcanzó para diseñar operaciones de deuda pública, embolsillarse comisiones, especular con la ganancia, hacerla rendir, aliarse con banqueros y prestamistas, y vincular todo ello a la política y el poder.

Si Guzmán hubiese contado con los ingresos petroleros de Hugo Chávez, todavía quedaran rastros de la fortuna en los mercados internacionales. Páez también se superó a sí mismo y a sus compañeros de armas al ponderar la prominencia del poder civil sobre el militar. En cuestión de dinero, pensaba como el llanero: en tierras y más tierras, como la familia Chávez en Barinas, como los militares en el poder que se hacen hacendados, criadores de ganado como Raúl Isaías Baduel. El tiempo del Páez caudillo gobernante alcanza casi medio siglo.

Juan Vicente Gómez también se supera a sí mismo y a todos los que constituían la causa andina. Gómez supera a Páez al invertir, además de tierras, en industrias, en transporte, en comercio. El aldeano Gómez es terrateniente y también industrial, pero nunca especulador financiero.

XIII Matos en todas y con todos A falta de gremio organizado, es Matos quien maneja los resortes del dinero. A falta de sector privado estructurado, interviene como agente político, agente económico, lobista y alto funcionario. Es quien ante la victoria de las huestes andinas al mando de Cipriano Castro, pulsa los nervios del presidente Ignacio Andrade. Y es quien va a Valencia y pulsa los ímpetus del nuevo caudillo.

Defiende los intereses de su capital, es cierto, pero también sus ideas políticas, lo último que queda del liberalismo amarillo, mientras que Castro comandaba la Revolución de la Restauración Liberal. El día que Castro entra triunfante a Caracas, ¿quién lo acompaña en el vagón del tren? Manuel Antonio Matos.

Los banqueros franceses del Comptoir d’Escompte, en versión de Mariano Picón Salas en Los días de Cipriano Castro, lo catalogan de "uno de los más inteligentes hombres de negocios de América del Sur.

El señor Matos es uno de los que comprenden la influencia benéfica que el capital extranjero podría producir en nuestros

atrasados países".

Algo parecido dirán los Rockefeller y Gustavo Cisneros de Pedro Tinoco medio siglo más tarde, quien en 1973 emula al otro banquero aspirando a la Presidencia de la República. Matos como después el primer H. L. Boulton, Oscar Machado Zuloaga, Eugenio Mendoza Goiticoa, o Diego Cisneros, o como Pedro Tinoco, "es hombre institución", apunta Picón Salas.

Han sido pocos los empresarios en desempeñar este rol. En la nueva generación de banqueros y de empresarios ha habido más dinero que liderazgo. Ni Víctor Vargas ni Víctor Gill ni Juan Carlos Escotet, ni unen ni tampoco representan la diversidad bancaria ni de poder.

No hay Fedecámaras en tiempos de Matos, aunque la Cámara de Comercio de Caracas se funda en 1893, en el mejor momento financiero de Matos, pero en momento de tormenta política, y el naciente organismo, apremiado por los problemas económicos y la conflictividad política, se tambalea, lucha por no desaparecer, hasta que logra consolidarse en 1916, cuando Matos entra en la última etapa de su vida, hasta morir en 1929.

Fedecámaras aparecerá en los 40, y durante poco más de 30 años llevará la voz del empresariado organizado. Entrará en declive en los 80 y 90, hasta la aparición de Pedro Carmona Estanga, que a la cabeza de los empresarios y la sociedad civil, desplaza a Chávez del poder... por dos días, para luego caer.

Matos es garante del crédito internacional de Venezuela, y Tinoco negociador, gestor y en cierto modo aval. Matos ante los bancos franceses. Tinoco ante los Rockefeller y ante los bancos suizos, y ante organismos como el FMI y el Banco Mundial. Matos es presidente del Banco de Venezuela, el instituto emisor, y ministro de Hacienda. Y también Tinoco, ocupará la cartera de hacienda, y la presidencia del Banco Central, instituto emisor, y a la vez, líder de banco privado, el Latino, caído y sepultado en la crisis bancaria de 1993-1994.

XIV Los banqueros presos El señor Matos, banquero con ideas, con posición política, intenta escribir la receta de cómo manejar la economía.

Eso impacta el poder de los caudillos, al caudillo Cipriano Castro que lo mete preso, que lo humilla, que obliga a los bancos y los banqueros a que complazcan al gobierno, a que lo complazcan a él, voraz de dinero.

¿Qué dice Chávez hoy? Que los bancos pongan los bonos. Que los bancos financien las gavetas obligatorias. Que pongan la plata. "Estás buchón, Escotet". En la reunión de Valencia, Matos no se había equivocado, pues la impresión que tiene de Castro es la del iluminado salvador de la patria.

"Es un loco de atar", apunta. Y recordará que tres años antes, 1895, siendo ministro de hacienda del presidente Crespo, éste lo envió a ofrecerle la aduana de Puerto Cabello a Castro para que cesara en su oposición, coletazo del odio hacia Guzmán. ¿Y qué respuesta obtiene de aquel hombre arruinado, hipotecado pero empecinado en su lucha?: Dádivas no siempre quebrantan peñas, dice.

Ahora en el poder, Castro quiere el dinero del Banco de Venezuela y el Banco Caracas. "Estamos en manos de un loco", repite Matos. Y Castro es otra vez el conquistador con derecho a arrebatar, a tomar lo ajeno y disponerlo como si fuera propio.

Los caudillos todos son unos locos, repetirán los banqueros en varios episodios de la historia patria. Tanto que en 2002 los bancos irán a huelga. Es que la historia vuelve a repetirse 100 años después. Es Chávez tomando Sidor y queriendo pagarle al consorcio argentino lo que él cree que vale la siderúrgica, no lo que dice el mercado.

Es Chávez tomando las plantas de Cemex y dándose tiempo para ejecutar los pagos. Es Chávez estatizando La Electricidad de Caracas, y tomando las plantas de arroz de Cargill, y tomando la finca de su antiguo amigo, Tobías Carrero.

"Ven a mí que tengo flores", apunta Chávez haciendo el inventario de las empresas de Fernández Barrueco, de las empresas de Mezerhane. En fin, es Chávez disponiendo del aluminio, el acero y el petróleo, a su antojo. Y es tomando los galpones de la Polar. Y es tomando las empresas contratistas de Pdvsa en el Lago de Maracaibo.

Y es amenazando bancos: si le retiramos los depósitos del gobierno no aguantan. Y así, en poco más de medio año, entre 2009 y 2010, caen 16 bancos, y cae Econoinvest. Y los banqueros van al exilio, unos; y otros, presos. Y Chávez se goza acusándolos de mafiosos, delincuentes, vinculándolos inclusive al peor delito de estos días: el lavado de dinero y el narcotráfico internacional.

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