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Foto: Fidel Castro |
Acciones contra Cuba
En la primavera de hace 40 años, bajo la planificación y dirección directas de la CIA de Estados Unidos, 1.400 exiliados cubanos desembarcaron en la Bahía de Cochinos para realizar un ataque sorpresivo contra Cuba con el propósito de derribar al gobierno de Fidel Castro. Pero, la invasión terminó con un saldo de más de 100 personas muertas y de más de mil personas prisioneras. Se trata del incidente de la Bahía de Cochinos que estremeció al mundo.
Como muchos hechos históricos de ese incidente no han sido completamente revelados ni por Estados Unidos ni por Cuba, el incidente de la Bahía de Cochinos se ha vuelto más misterioso. Hoy, después de 40 años, los adversarios directos del pasado, contra lo que se imaginaba, se sentaron juntos para intercambiar archivos confidenciales sobre el incidente de la Bahía de Cochinos.
Según un documento descifrado de la parte norteamericana, la CIA promovió intencionadamente la alianza entre Cuba y la URSS con el fin de encontrar pretexto para intervenir en el gobierno de Castro. Un documento de Cuba también muestra que la CIA, desde el principio, no deseaba el éxito del desembarco de la Bahía de Cochinos sino su fracaso para poder encontrar un pretexto para pedir al presidente Kennedy que enviara tropas.
En el primer día de la reunión, Castro sacó un descifrado documento del secretario de Estado norteamericano de 1959 sobre la evaluación de la visita de Fidel Castro a Estados Unidos en 1959. Fidel Castro se puso a leer con sonrisa: Menospreciar a este hombre será un error grave. Aunque él parece inocente e ignorante por apariencia, obviamente tiene voluntad firme y es un innato dirigente muy agitador y seguro de sí mismo.
La CIA trató de asesinar en 637 ocasiones a Castro durante 40 años
En 1997, el gobierno norteamericano "descifró" un número de documentos, los cuales registraron fielmente una serie de complots de la CIA para asesinar a Castro. A través de estos documentos, la gente puede ver cómo agotaron su ingenio la CIA y la camarilla anti-cubana exiliada en Estados Unidos para realizar esas acciones.
En 1959, el nacimiento del poder revolucionario de Cuba hizo que Estados Unidos estuviera en ascuas. Desde que subió al poder, Fidel Castro nunca bajó la cabeza ante la potencia número uno del mundo en el norte, sino que la hizo repetidamente humillada. Sin tener más remedio, los gobernantes de Estados Unidos cifraron su esperanza en la CIA de "gran capacidad de maniobra", haciendo que ella asumiera la "responsabilidad " de eliminar físicamente a Castro.
Envenenar. En 1960, los agentes de la CIA decidieron llevar a cabo la primera acción. Coaccionado y sobornado, Miller, médico de Castro, recibió la orden de envenenar a Castro, quien padecía de enfermedad ocular en aquel entonces. La CIA mandó a Miller que recogiera informaciones y preparara un veneno. Pero, cuando Miller tomó la decisión de llevar a la práctica el asesinato, por un descuido volcó la botella de veneno, cuya toxicidad era tan fuerte que dejó corroído el suelo de cemento. Miller, con conciencia intranquila, optó finalmente por confesar su crimen. Fidel Castro no investigó ni exigió la responsabilidad de Miller, quien, sin ser castigado, fue enviado a trabajar en un hospital. Quedó frustrado de esta manera el primer plan de asesinato de la CIA.
Contratar a asesinos: En 1960, la CIA y el cabecilla de una mafia de Chicago hicieron, tras regateos, un trato: Con tal que se pueda asesinar a Castro antes de mayo de 1961, la CIA pagará una remuneración de 1.250.000 dólares. El cabecilla de la mafia recibió en el acto 11.000 dólares como "gastos de operación". Pero el grupo de asesinos no pudieron con Castro y el departamento de seguridad de Cuba, pues ellos no lograron nada a pesar de sus intensas actividades, de modo que el plan de asesinato quedó frustrado. Cuando los espías de alto nivel se encontraban seleccionando una por una las opciones, la mafia les entregó una píldora mortal supuestamente muy efectiva. La píldora fue rápidamente enviada a Cuba a través de su propio canal y una persona que tenía cierto cargo en el gobierno revolucionario de Cuba estaba ordenada para ejecutar el plan de envenenamiento en cierto momento. No obstante, por desgracia, esa persona fue "destituida" en la víspera.
Hacer "regalo": La CIA armó otra trampa: pintar una escafandra con una nueva especie de hongo y enviarla a Castro por conducto del conocido abogado norteamericano James Donovan. Esta especie de hongo, si infecciona a una persona, le corroe poco a poco la piel y provoca varias enfermedades conducentes a la muerte. La CIA le pidió obsequiar como "regalo" a Castro esta escafandra pintada de hongo. Sin embargo, el abogado, que no conocía el fondo real del asunto, creía que este regalo era de "poco peso" y decidió por sí mismo comprar en una tienda una escafandra más cara, de manera que el plan de la CIA quedó frustrado de nuevo.
Utilizar espías: La CIA, que sufrió fracasos uno tras otro, no vaciló en recurrir al engaño con la seducción de una belleza. Una chica cubana, tras un intenso entrenamiento, entró secretamente en Cuba con el seudónimo de "Paty" y se infiltró en los círculos artísticos. En vísperas del primero de enero, Día Nacional de Cuba, Paty se enterró, a través de amistades, de los arreglos concretos sobre la asistencia de Castro a las actividades del Día Nacional y se proponía, junto con dos asesinos disfrazados de "reporteros", disparar simultáneamente contra Castro con pistolas con silenciador cuando él estrechara la mano y conversara con los jóvenes en la Plaza. No obstante, un hermano menor y una hermana menor de Paty murieron en una serie de explosiones perpetradas por Estados Unidos en hoteles de La Habana. Paty, sumamente dolorosa y afligida, después de una enconada lucha interna en la mente, se entregó por propia iniciativa al departamento de seguridad de Cuba en la víspera del Día Nacional.
Hacer explosiones: En 1971, Castro visitó a Chile. Agentes de la CIA colocaron dinamita en los carros que tomaban Castro y su comitiva. Resultó que la dinamita no estalló. Una vez frustrado este plan, se les ocurrió otra idea. La CIA envió apresurada a dos agentes que escondían sus armas en una cámara cinematográfica y estaban dispuestos a poner mano a la obra cuando Castro pronunciara un discurso. No obstante, dos horas antes de que Castro pronunciara su discurso, uno de los asesinos sufrió súbitamente de apendicitis y el otro quedó desconcertado y no se atrevió a actuar.
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